BÀSQUET

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dissabte, 31 d’agost del 2013

TAK FOR ALT


Un grupo de gente manteniendo una conversación sobre baloncesto, en Dinamarca, no llama la más mínima atención o por lo menos no más que cualquier otra sobre otro tema, a no ser que ese otro tema sea “cerveza”, o como dicen ellos “øl” (leer poniendo los labios en u diciendo”ol”). No puede decirse que el baloncesto levante pasiones o arrastre masas. Lo practican como puede practicarse cualquier otra actividad extraescolar y puede perfectamente estar situado en el lugar número 10, en un hipotético ranking de preferencias deportivas. Hay que decir, claro, que tratándose de un país en el que padecen un largo y crudo invierno, lo que prevalecen son las actividades relacionadas con la nieve y el hielo, o lo que viene a ser lo mismo: con el frío. Precisamente esta circunstancia hace que las instalaciones indoor y los complejos deportivos e instalaciones complementarias a ellas, estén perfectamente equipadas con los mejores materiales para no sufrir las inclemencias de las bajas temperaturas, haciendo de ellas, lugares verdaderamente confortables y prácticas para el deporte. Pero sobre todo hay que valorar especialmente, lo respetuosas con el medio ambiente que son en todas ellas. Lógicamente, no deja de ser un modo común de construcción y nada tiene que ver con la necesidad de dotar a la instalación de los mejores materiales para la practica deportiva, es simplemente una forma de ser, una forma de hacer. Vivir allí les condiciona.

Muy bien. Pues de Dinamarca acabo de llegar acompañando a Eloy Doce, después de participar en un campus de baloncesto al que fuimos invitados, en el que también había otro mallorquín afincado allí, Tolo Martorell, ahora residente en Aarhus (Orus), ciudad donde se ha realizado la actividad, en la península de Jutland.

Durante los entrenamientos, baloncesto es baloncesto y más allá del nivel que puedan tener los jugadores, siempre mejorable, solo se echa en falta esa la falta de competitividad que tienen. Les va con el carácter.
Pero es precisamente ese carácter lo que les hace personas increíbles. Nada que ver con la era vikinga ”el terror del norte” con continuas incursiones a tierras anglosajonas con aquellas embarcaciones livianas y de poco calado: Drakkar, La hospitalidad, el compartir lo que hay sea cual sea la cantidad, el no hacer a nadie lo que no quieras que te hagan a ti, la educación, la tranquilidad, el ritmo de vida y la importancia selectiva como criterio, ha resultado sin duda la mejor de las enseñanzas.


Uno de los anfitriones de la actividad y de nuestra estancia allí, Thomas, que se ocupó de nosotros como si fuéramos miembros de su ”gran familia”, me agasajó dándome las gracias y diciendo que habían aprendido mucho de nosotros. No dudé ni un segundo en mi contestación. Haciendo buena una cita de Coach Joan (Blogger al que sigo) y parafraseándole, no tuve más remedio que contestarle: El baloncesto es la cosa más importante, de las cosas menos importantes y que el aprendizaje que nos llevábamos de Aarhus y su gente, superaba con creces esas supuestas enseñanzas que agradecían.

Volveremos a vernos, estoy seguro y en cuanto eso ocurra, si hemos conseguido instaurar lo adquirido allí, estaremos en condiciones de devolver algo de lo que nos han dado. Lo mejor: El baloncesto como nexo de unión, como materia a compartir, me regaló una experiencia fantástica. Hasta pronto.